"Y ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en elocuencia, en ciencia, en toda clase de solicitud por los demás, y en el amor que nosotros les hemos comunicado, espero que también se distingan en generosidad."
(2 Corintios 8,7)
Nuestra Madre, modelo de cristiano, modelo de la Iglesia, se distinguió en todo, aunque nunca hizo alarde de elocuencia ni de ser la Madre de Dios. Y con generosidad asoció su dolor a la Pasión de Jesús por la salvación de todos los hombres.
¿Y nosotros? ¡Por que tan poca cosa a veces hacemos alarde y tratamos de distinguirnos en el mundo! ¡Por que tan mediocres motivos nos ensalzamos y aplaudimos!
Que nuestra Fe sea firme. Que nuestra elocuencia sea el llevar la Buena Nueva de la Salvación a tiempo y a destiempo a todo el mundo. Que nuestra ciencia sea el conocimiento de Jesucristo. Que nuestra solicitud por los demás sea sin mezcla de interés ni de vanagloria. Que todo lo hagamos en el Amor de Aquel que nos sostiene. Y que todo sea con generosidad, sin guardarnos nada para nosotros. Eso es lo maravilloso que Dios nos ha enseñado. El misterio de sus “negocios”. Cuanto más demos, mas tendremos. Y a una “tasa de interés” desconocida en el mundo: Entregamos nuestra vida humana por amor y Dios nos permite participar de su vida divina eternamente.
Si nos distinguimos que sea en el Amor. Santa Madre de Dios, Madre del Amor Generoso, moldéanos a imagen de tu Hijo Jesús en el horno de tu Corazón Inmaculado.
- Claudio* -
Viernes, 26 de Junio de 2009